miércoles, 20 de abril de 2011

LA NUEVA EPIDEMIA DE LOS ADOLESCENTES

No damos abasto. Se está convirtiendo en una auténtica plaga". La percepción es unánime. Especialistas españoles, reunidos hace dos semanas en Madrid durante la celebración de las primeras Jornadas sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria, se mostraron tajantes al afirmar que existe una nueva epidemia que está amenazando la salud e, incluso, la vida de los adolescentes españoles: la anorexia y la bulimia.
"Estamos ante una verdadera epidemia. No hay camas suficientes para hospitalizar a tantos enfermos y, lo que es peor, no se puede hacer un seguimiento adecuado de los pacientes cuando vuelven a sus casas, y ésto provoca la recaída de muchos de ellos". El diagnóstico de Asunción Marcos, del Instituto de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de Madrid, sobre la situación actual de la anorexia y la bulimia en nuestro país es pesimista. Ella forma parte de un grupo reducido de expertos que hace ya varios años decidió dedicar sus esfuerzos a la investigación de unos trastornos que, por entonces, eran casi desconocidos y tenían poca incidencia.
"Todavía recuerdo cómo algunos compañeros me tachaban de loca por dedicarme a una especialidad que, según ellos, no tenía futuro por el escaso número de pacientes que había". El tiempo ha respaldado las intuiciones de Asunción Marcos y de todos aquéllos que, como ella, se involucraron en el estudio y tratamiento de los anoréxicos y bulímicos españoles.
La experiencia con otras enfermedades cuya capacidad de propagación ha sido infravalorada por las autoridades sanitarias y que posteriormente han situado a España a la cabeza de los países europeos en número de casos es, según Ginés Salido Insman, presidente de la Asociación en Defensa de la Anorexia Nerviosa (ADANER), la razón de tanta alarma. "Me estoy refiriendo, claro está, al sida. Una enfermedad que no se consideró como un problema hasta que nos convertimos en el país de Europa con más enfermos. En el caso de la anorexia y de la bulimia está sucediendo algo parecido. Los expertos están desbordados, porque no hay un número suficiente de profesionales especializados".
Han bastado diez años para que las cifras sobre incidencia de anorexia y bulimia en nuestro país se equiparen a las del resto de los países europeos, convirtiéndose así en la tercera enfermedad (la primera es el asma, y la segunda la obesidad) más frecuente entre los adolescentes. Ahora, aproximadamente, una de cada 100 adolescentes de entre 14 y 18 años cae en las garras de la anorexia, mientras que un 2,4% desarrolla bulimia. Y no sólo el sexo femenino (la anorexia nerviosa afecta 15 veces más a mujeres que a hombres) se está enganchando a los trastornos de la alimentación, también los varones han empezado a verse reflejados significativamente en las estadísticas. "El sexo es un factor de protección frente a los trastornos de la alimentación. Hasta ahora ser varón era un arma eficaz contra la anorexia y la bulimia, pero ésto está cambiando. Cada vez hay más casos de chicos que sufren estas patologías", destaca el M. Velilla, del Hospital Clínico de Zaragoza.
CAMBIOS SOCIALES
La cultura de la delgadez.
La anorexia y la bulimia, conocidas popularmente a través del rostro de algunos de sus afectados como lo fue Lady Diana, Jane Fonda o la bailarina del Boston Ballet, Heide Guenther, que murió el 30 de junio como consecuencia de una anorexia, son patologías modernas que han sabido aprovecharse de las tendencias sociales de los países industrializados. En las últimas dos décadas, la delgadez se ha convertido en la tarjeta de visita de todos aquellos hombres y mujeres que desean triunfar social y profesionalmente. "Los mensajes que hacen referencia a la imagen corporal son omnipresentes y con ellos se transmite la idea de que estar delgado es el medio para obtener la felicidad y el éxito. La presión es excesiva", destaca el doctor Gonzalo Morandé, del Hospital Niño Jesús de Madrid y organizador de estas jornadas.
Pérdida de hábitos alimenticios.
La incorporación de la mujer al mundo laboral es otro de los factores sociales del que se están sirviendo la anorexia y la bulimia para su propagación. La ausencia de una persona que se responsabilice de los horarios de comida (un papel tradicionalmente atribuido a la madre) ha facilitado que muchos adolescentes que empezaban su tonteo con la dieta escaparan al control familiar y acabaran transformando una alimentación irregular en una enfermedad grave.
"Aspectos tradicionales, como sentarse a la mesa para comer o cenar en familia están desapareciendo de las casas españolas. Este es uno de los motivos que están favoreciendo la expansión de los trastornos de la alimentación", explica el doctor J. Casas, del Hospital de Móstoles de Madrid.
Otra de las conductas rotas en los hábitos alimenticios es, según el doctor Casas, la hora de la merienda. "El descontrol a la hora de la merienda ha aumentado. Ahora cada uno abre la nevera y coge lo que quiere. Los niños aprenden a comer mal, de ahí que las costumbres dietéticas que transmitirán a sus hijos también serán erróneas".
Una solución a este problema, que puede convertirse en hereditario, es, según Asunción Marcos, "introducir una asignatura sobre nutrición en las escuelas, para que los pequeños aprendan cuáles son sus necesidades alimenticias y lleven siempre un estilo de vida sano".
Perfil de las víctimas.
Sexo: femenino. Edad: 14 a 18 años, son las épocas de más riesgo, aunque los estudios sitúan entre los 12 y los 25 años, las edades en las que pueden aparecer los trastornos de la alimentación. Clase social: media-alta. Estos han sido, tradicionalmente, tres de los rasgos más comunes entre las anoréxicas. Hoy, los trastornos de la alimentación se han saltado las barreras sociales e, incluso, las fronteras de la adolescencia. "La anorexia, por ejemplo, se ha universalizado. Ahora afecta a todas las clases sociales y empiezan a presentarse casos de personas que sobrepasan la treintena y que sufren este trastorno", afirma el doctor Morandé. Treinta mujeres británicas de 60 años, que han sido diagnosticadas de anorexia nerviosa, son uno de los ejemplos presentado durante la celebración de las jornadas que mejor ilustra la nueva personalidad de esta patología.
Más factores precipitantes.
Divorcio de los padres, sobreprotección de los hijos, muerte de un familiar, antecedentes familiares de anorexia o depresión o, incluso, ser el primero o el último de los hermanos se han revelado como factores que pueden empujar a un adolescente con predisposición a sufrir un trastorno de alimentación a caer definitivamente en la telaraña de la anorexia o de la bulimia.
"Mientras que entre las primeras pacientes que ingresamos apenas existían casos en los que los padres estuvieran divorciados, ahora nos encontramos con que la separación de los padres es una característica bastante frecuente en estos enfermos, así como, por ejemplo, vivir excesivamente protegidos", destaca el doctor Morandé.
CONSECUENCIAS FISICAS
  1. Corazones pequeños.
  2. Niñas menopáusicas.

Personalidad diferente
Las víctimas de la anorexia y de la bulimia poseen un carácter obsesivo que acaba traduciéndose en una preocupación constante por el peso y la dieta. Sin embargo, la personalidad de estos pacientes es diferente. Así, la anoréxica suele estar considerada como "niña modelo": perfeccionista, buena estudiante, con un nivel intelectual alto y con tendencia a evitar conflictos.
En cambio, su preocupación por la opinión que los demás tienen de ella es excesiva, así como su autocontrol. Las bulímicas, por el contrario, suelen ser más impulsivas, intolerantes y se frustran más.
La adicción a las drogas es una característica bastante frecuente entre estas pacientes así como su tendencia a la depresión y a la ansiedad. Además, suelen fracasar en sus relaciones sentimentales. "A la mujer anoréxica se la descubre antes porque se queda en los huesos, mientras que la bulímica suele mantener el mismo peso. Esta es una de las razones por la que las bulímicas mantienen más tiempo en secreto su enfermedad", comenta el doctor Casas. Según los especialistas, la bulímica, a diferencia de la anoréxica, tiene más conciencia de que está enferma y suele acabar solicitando ayuda.Personalidad diferente
Las víctimas de la anorexia y de la bulimia poseen un carácter obsesivo que acaba traduciéndose en una preocupación constante por el peso y la dieta. Sin embargo, la personalidad de estos pacientes es diferente. Así, la anoréxica suele estar considerada como "niña modelo": perfeccionista, buena estudiante, con un nivel intelectual alto y con tendencia a evitar conflictos.
En cambio, su preocupación por la opinión que los demás tienen de ella es excesiva, así como su autocontrol. Las bulímicas, por el contrario, suelen ser más impulsivas, intolerantes y se frustran más.
La adicción a las drogas es una característica bastante frecuente entre estas pacientes así como su tendencia a la depresión y a la ansiedad. Además, suelen fracasar en sus relaciones sentimentales. "A la mujer anoréxica se la descubre antes porque se queda en los huesos, mientras que la bulímica suele mantener el mismo peso. Esta es una de las razones por la que las bulímicas mantienen más tiempo en secreto su enfermedad", comenta el doctor Casas. Según los especialistas, la bulímica, a diferencia de la anoréxica, tiene más conciencia de que está enferma y suele acabar solicitando ayuda.

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