Cuando uno abre el diario o mira un noticiero, cada vez es más frecuente enterarse que algún joven ha tenido un accidente automovilístico. Es una realidad que aumenta día a día, y -de corazón- no creo que nadie quiera acostumbrase a leer este tipo de cosas y que pasen a ser parte de lo cotidiano. Deberíamos preguntarnos como padres, qué es lo que está pasando con este tema. Por un lado, chicos que no tienen la edad suficiente para sacar el registro conducen; por otro lado, están los chicos que sí tienen la edad necesaria para obtener la licencia de conducir, pero que tal vez (y las cifras lo demuestran) no estén maduros para hacerlo. Creo que aquí hay muchos problemas que derivan en estos hechos fatales. El no saber decir NO es uno de ellos. En la adolescencia, cada permiso, cada concesión, cada decisión es una batalla, casi en el 100% de las familias. El pedir el auto prestado no está fuera de estas luchas cotidianas. ¿Estamos dispuestos a enfrentarnos a nuestro hijo y decirle que no? ¿Qué actitud tomamos? ¿Nos hemos puesto a pensar que tal vez nuestro hijo cumple con la edad mínima para sacar el registro, pero que no es lo suficientemente responsable para cuidar su vida y la de lo demás? ¿Tomamos los recaudos suficientes para que no usen el auto sin permiso o hacemos la vista gorda para evitar un problema? La falta de límites es algo que abunda hoy en día. No se por qué razón se nos hace difícil decir NO y aceptar las consecuencias que ello puede traer aparejado. Esto pasa en todas las edades. La diferencia está en que decir que no a cierta edad, puede traer como consecuencia un berrinche. Cuando nuestro hijo crece, dejar hacer puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Para que nos sea más fácil tomar conciencia del gran problema que estamos atravesando, en el cual se juega no sólo la vida de nuestro hijo, sino la de todos los demás, comparto con Uds. esta información que el Sr. CARLOS GEISER de la Asociación LUCHEMOS POR LA VIDA nos ha brindado muy gentilmente. “En ARGENTINA el 19% de los muertos en Accidentes de Tránsito tienen entre 16 y 24 años. Unos 1.500 jóvenes y adolescentes mueren todos los años en Accidentes de Tránsito en Argentina ACCIDENTES CAUSADOS POR ADOLESCENTES AL VOLANTE (16 - 17 años) ACCIDENTES FATALES* 16 - 17 años CONDUCTORES ADULTOS Error del Conductor 82% 62% Exceso de Velocidad 37% 23% Accidente Univehicular 44% 29% En dichos estados aumentó significativamente el número de accidentes mortales. (*) Estadísticas correspondientes a Estados Unidos donde se otorga la licencia de conducir los 17 y en algún caso incluso a los 16 años)” Las cifran realmente dan miedo. Si bien, como hemos leído, algunas no pertenecen a nuestro país, no podemos ser tan inocentes de pensar que acá no pasa, porque sabemos que por desgracia sí ocurre. Para ayudarnos a dar una solución a este problema que nace en el hogar pero involucra a la sociedad toda, Luchemos por la Vida ha desarrollado esta guía para padres que les pido, por la vida de sus hijos y la de todos, lean con detenimiento.
Guía para padres, tenga en cuenta lo siguiente:
1) Los jóvenes al volante corren peligro. Los más jóvenes (menores de 25 años) se accidentan tres veces más que los mayores, son causantes de la mayoría de los accidentes que sufren, y mueren más por esta causa que por cualquier tipo de enfermedad.
2) El tránsito de la Argentina es de alto riesgo. Tenga en cuenta que el tránsito es un sistema conformado por cada uno de los que se mueven en la vía pública, en interdependencia los unos de los otros. Cuando piense en su hijo/a conductor/a, no pierda de vista el riesgo que implicarán los que compartan el sistema con él o ella.
3) Cada joven es una persona única y diferente; así como su preciada vida, que es única e irrepetible. Procure evaluar las posibilidades de su hijo/a para ser un conductor seguro: - Personalidad (por ej: si es impulsivo, inestable, irascible o agresivo, mejor decir que "no, porque te quiero"), - Responsabilidad y madurez en su manejo de las situaciones cotidianas (estudio, trabajo, etc.) - Actitud ante el riesgo (si suele exponerse o verse "casualmente" envuelto en situaciones peligrosas, abstenerse de autorizarlo). - Grado de independencia con respecto al grupo de pares (un ejemplo típico de dependencia preocupante, es el de los chicos que siempre se apoyan en sus amigos para decidir qué hacer o a dónde ir). Comentan que hacen algo, aunque no quieren, porque los demás lo deciden y se muestran angustiados cuando se ven obligados, por circunstancias ajenas a ellos, a hacer algo distinto. - Antecedentes de accidentes y/o incidentes (en especial de carácter violento). - Actitud frente a la autoridad.
4) 17 años es la edad mínima, no la obligatoria para conducir autos. Hasta los 21 años su hijo/a necesita su autorización para gestionar su licencia para conducir. Use esta atribución con responsabilidad, para bien de su hijo.
5) Se puede volver atrás con la autorización, no así con los daños de un accidente. Aunque Ud. haya autorizado a su hijo/a para obtener su licencia, si su comportamiento como conductor es peligroso, Ud. puede presentarse y pedir la revocación de la misma. De todas maneras, no olvide el viejo dicho "Más vale prevenir que curar".
Cuando decida que su hijo o hija está en condiciones de aprender a conducir, no lo deje solo/a, comparta con él o ella el proceso de aprendizaje y entrenamiento:
A) Si puede, inscríbalo/a en una buena escuela de conducir. Un experto puede iniciarlo en las técnicas de conducción en mejores condiciones de seguridad que Ud. Pero corrobore que el programa del curso incluya los conceptos de la "conducción segura o defensiva, preparación indispensable para su seguridad y toma de conciencia del sistema del tránsito.
B) No le dé el auto, suba con él. Acompañe a su hijo/a en el proceso de entrenamiento, aún después de sacar el registro. Guíelo en sus prácticas, y transmítale su experiencia, hasta que lo vea andar seguro.
C) Sea paciente, respetuoso y refuerce su confianza, destacándole sus conductas y decisiones acertadas.
D) No dé por sentado que algo, él o ella, ya lo sabe. Acompáñelo/a y comparta su experiencia al conducir en diferentes situaciones: por ej.: con lluvia, de noche, con alto tránsito, en ruta, etc.
E) Sea un buen ejemplo para su hijo/a. Use siempre el cinturón de seguridad y conduzca a la defensiva. Recuerde que los mensajes contradictorios pueden ser como un boomerang. Por ej.: no podrá hablarle de conducir a baja velocidad si Ud. no lo hace, o compra dispositivos para burlar radares. Su ejemplo vale más que mil palabras.
Estas sugerencias son también válidas cuando se decide autorizar a los hijos a conducir ciclomotores o motos, vehículos más riesgosos que un automóvil, aunque algunos padres se resistan a creerlo. Como en todo, se trata de acompañar, enseñar, guiar y para ello, muchas veces es necesario decir que no. Es natural que los chicos, a cierta edad quieran conducir, pero es nuestra obligación que lo hagan cuando corresponda y con absoluta responsabilidad. Prestar un auto en ciertas circunstancias, puede acarrear robarle la vida al otro. “Mis padres me enseñaron la importancia de las personas sobre los objetos materiales” (Randy Pausch) Dios quiera nuestros hijos puedan decir lo mismo de nosotros.
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